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Periodismo de Investigación

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Los impuestos se comen hasta el 55 % del salario total

El ahogo fiscal de los españoles: los impuestos se comen hasta el 55 % del salario total, y ‘machacan’ sobre todo a los trabajadores

Nada hay cierto en la vida, salvo la muerte y los impuestos. La frase, atribuida no sin discusión a Benjamin Franklin, cobra cada vez más sentido en España, donde la recaudación impositiva se ha disparado hasta niveles récords desde la pandemia, con 294.734 millones de euros en 2024, un 8,4 % más. La inflación, la no deflactación del IRPF y casi un centenar de subidas de impuestos y cotizaciones han elevado hasta niveles nunca antes alcanzados el peso de la recaudación tributaria sobre el salario completo de los trabajadores españoles, un fenómeno que El Debate abordará en detalle en los próximos días, en una serie titulada El ahogo fiscal, con sus mejores plumas económicas

Según el Instituto Juan de Mariana, si se incluyen impuestos que impactan indirectamente sobre los ingresos, como el impuesto de Sociedades que paga la empresa empleadora, y la carga fiscal diferida a través del déficit y del endeudamiento, los españoles pagan en impuestos el 54,7 % de su salario completo.

Si, como es más habitual, sólo se computan las cotizaciones, el IRPF y el IVA, el peso de la fiscalidad alcanza el 47,8 %.

Es decir, el Estado se queda prácticamente la mitad del coste laboral total.

Otro dato demoledor: para que un trabajador pueda realizar un consumo de 100 euros, su empleador debe abonar 191,57 euros, resaltan desde la institución que dirige Manuel Llamas.

«Los impuestos afectan a las decisiones empresariales, la ubicación de las empresas, la creación y retención de empleo, la competitividad, la transparencia del sistema fiscal y la fortaleza de la economía a largo plazo.

Pero por encima de todo, los impuestos reducen los beneficios de las empresas y la renta disponible de los contribuyentes», señala la economista Cristina Enache, que anualmente elabora el Índice Autonómico de Competitividad Fiscal para la Tax Foundation de EEUU y la Fundación para el Avance de la Libertad.

Según Enache, «si los impuestos crecen, el coste se traslada o bien a los consumidores, a través de precios más elevados, o bien a los trabajadores, con sueldos mas bajos o menos puestos de trabajo, y a los accionistas a través de dividendos más bajos».

La conclusión es que, según destaca, «un territorio con menores costes tributarios será más atractivo para la inversión empresarial y tenderá a experimentar crecimiento económico».

Uno de los indicadores clásicos para medir el nivel impositivo y comparar entre países es la presión fiscal. El Gobierno defiende que dicho indicador aún permanece por debajo de la media de los países europeos, en el 38 % frente al 41 %, lo que da margen para continuar elevando aún más los impuestos.

Dicho indicador se calcula al comparar el dinero que recauda el Estado con el Producto Interior Bruto, pero queda desvirtuado en un país que, como España, tiene el desempleo más alto de Europa y un importante volumen de economía sumergida.

De ahí que organismos como el Instituto de Estudios Económicos (IEE), el think thank de la CEOE, prefieran el concepto de presión fiscal normativa, que recoge la carga que el diseño fiscal introduce en las economías al margen de la recaudación generada.

«La presión fiscal normativa se puede calcular a partir del Índice de competitividad fiscal (ICF) que regularmente elabora la Tax Foundation norteamericana, y que determina si los sistemas fiscales son competitivos y respetan el principio de neutralidad», explican desde Funcas.

Entre 2019 y 2024 la presión fiscal normativa ha subido en nueve puntos, hasta un total de 117, y se sitúa un 17 % por encima de la media de la Unión Europea. La situación de España es, también, un 16,3 % peor que la del promedio de los países de la OCDE, que tiene 100,7 puntos, y muy alejada de las primeras posiciones que ocupan Estonia, Letonia y Lituania, según el IEE.

Desde la institución que preside Íñigo Fernández de Mesa, ex secretario de Estado de Economía; y dirige Gregorio Izquierdo, expresidente del INE, apuntan también al concepto de cuña fiscal. Este mide la diferencia entre el costo laboral total para el empleador y el salario neto que recibe el trabajador. Es decir, incluye tanto los impuestos como las cotizaciones sociales, que pagan tanto el empleado como el empleador.

En España la media ronda el 40 % pero llega a alcanzar el 59,5 % para el caso de los salarios más altos, frente al 47 % de media en la OCDE

Y es que una de las claves de la elevada carga fiscal que soportan los trabajadores españoles está en las cotizaciones sociales, un «brutal impuesto al trabajo» en palabras del economista José María Rotellar, director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria, pero que el Gobierno evita definir como impuestos.

Las cotizaciones desvirtúan además de forma habitual las comparaciones de España con otros países europeos, dado que, por ejemplo, en países como Dinamarca no existen.

«Dinamarca tiene una presión fiscal aproximadamente siete puntos superior a España.

Sin embargo, la cuña fiscal del trabajador medio danés, que tiene un salario un 80 % superior al del español medio, es cuatro puntos inferior a la del trabajador español.

Es decir, el trabajador medio gana un 80 % más pero paga 4 puntos porcentuales menos de impuestos por su trabajo», resaltaba recientemente el experto en fiscalidad y análisis de datos Jon González en la red social X.

La explicación: Dinamarca recauda más por el trabajo porque hay más gente trabajando, con casi 12 puntos más de tasa de empleo. Además, la imposición laboral en Dinamarca se canaliza sobre todo a través del IRPF, mucho más alto que en España, en ausencia de cotizaciones sociales. «Y el IRPF lo paga todo el mundo. Pagan los desempleados, los pensionistas, pagan los rentistas… ¿Quién paga cotizaciones sociales? Solamente los trabajadores activos», abunda González.

El resumen: en España, los ciudadanos «activos» soportan la mayor parte de la carga impositiva del Estado. Son, por tanto, los que más presentes tienen en su día a día el viejo adagio frankliniano sobre la muerte y el fisco.

Fuente: https://www.eldebate.com/economia/20251110/ahogo-fiscal-espanoles-impuestos-comen-hasta-55-salario-total-machacan-sobre-todo-trabajadores_353050.html

Principales impuestos en España

España posee un sistema fiscal complejo y estructurado que desempeña un papel fundamental en la financiación de los servicios públicos.

Para cualquier individuo o entidad que resida o realice actividades económicas en el país, es esencial conocer los principales impuestos en España para cumplir con las obligaciones tributarias, optimizar la gestión financiera y evitar sanciones.

Se presenta una guía completa y actualizada sobre los tipos de impuestos en España, diferenciando entre impuestos estatales, autonómicos y locales, así como entre impuestos directos e indirectos.

Asimismo, se aborda la fiscalidad específica que afecta a autónomos y empresas, junto con orientaciones útiles para quienes se han establecido recientemente en el país como nuevos residentes.

Tipos de impuestos en España: directos e indirectos

La distinción técnica principal en el sistema fiscal español radica en la diferenciación entre impuestos directos e indirectos, cada uno con características y objetivos distintos.

Impuestos directos en España

Los impuestos directos gravan la renta, el beneficio o el patrimonio de forma personal, considerando la situación económica del contribuyente. Entre los más relevantes se encuentran:

IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas)

Uno de los tributos más importantes y con mayor recaudación. Afecta a todas las personas físicas que residan en España más de 183 días al año.

El IRPF se aplica sobre los ingresos obtenidos por trabajo, actividades económicas, inversiones, alquileres u otros. La tributación es progresiva, es decir, a mayor ingreso, mayor tipo impositivo.

Existen deducciones y reducciones por hijos, vivienda, discapacidad, entre otras.

Impuesto sobre Sociedades

Tributo que afecta a las empresas en España y grava los beneficios derivados de la actividad empresarial.

El tipo general es del 25 %, aunque existen tipos reducidos para entidades de nueva creación (15 % durante los dos primeros ejercicios con resultado positivo) y para entidades sin fines lucrativos. La declaración se presenta anualmente, pero durante el año fiscal las empresas deben realizar pagos fraccionados a cuenta.

Impuesto sobre el Patrimonio

Aunque es un impuesto estatal, su gestión está cedida a las comunidades autónomas.

Grava el valor del patrimonio neto de las personas físicas al 31 de diciembre de cada año. Existen mínimos exentos que varían según la comunidad (generalmente 700.000 €), aplicándose a quienes superan dicho umbral.

Impuestos indirectos en España

Los impuestos indirectos se aplican sobre el consumo de bienes y servicios, independientemente de la situación económica del contribuyente. Los principales son:

IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido)

el impuesto indirecto más conocido. Grava el consumo de bienes y servicios en diferentes fases de producción y comercialización. Los tipos vigentes son el general (21 %) para la mayoría de bienes y servicios, el reducido (10 %) para alimentos, transporte, hostelería, entre otros, y el superreducido (4 %) para productos de primera necesidad.
– Impuestos Especiales: gravan productos específicos como alcohol, tabaco, hidrocarburos o electricidad. Además de su función recaudatoria, tienen un componente regulador o disuasorio por motivos de salud pública o medioambientales.

Impuestos según el nivel territorial: estatales, autonómicos y locales

El sistema fiscal español también se organiza según el ámbito territorial al que pertenece cada tributo.

Impuestos estatales en España

Son aquellos cuya gestión y recaudación corresponde a la Agencia Tributaria (AEAT) a nivel nacional. Incluyen el IRPF, el IVA y el Impuesto de Sociedades, entre otros, y representan la mayor parte de la recaudación del sistema.

Existen también otros impuestos estatales menos conocidos, como el Impuesto sobre Primas de Seguros o el Impuesto sobre la Renta de no Residentes.

Impuestos autonómicos en España

Las comunidades autónomas tienen competencias para gestionar ciertos tributos, ya sea estableciendo sus propios impuestos o gestionando tributos cedidos. Algunos ejemplos son:

– Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones
– Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados
– Tributos sobre el juego
– Tributos ecológicos, sobre determinados residuos, grandes superficies, entre otros

El grado de autonomía fiscal implica que los tipos impositivos y las bonificaciones pueden variar significativamente entre comunidades.

Impuestos locales en España

Son gestionados por los ayuntamientos y afectan directamente a los ciudadanos según su lugar de residencia o actividad. Entre los más relevantes se encuentran:

– IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles): grava la propiedad de viviendas, locales, garajes, etc.
– IVTM (Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica): se paga anualmente por los vehículos matriculados.
– IAE (Impuesto sobre Actividades Económicas): grava el ejercicio de actividades profesionales o empresariales, aunque las personas físicas están generalmente exentas.

Obligaciones fiscales para empresas y autónomos en España

El sistema tributario español distingue las obligaciones fiscales en función de si la actividad económica corresponde a una empresa o a un autónomo.

Impuestos para empresas en España

Las empresas y sociedades deben cumplir con un calendario fiscal más complejo. Entre las obligaciones más comunes se encuentran:

– Impuesto sobre Sociedades (modelo 200 y pagos fraccionados modelo 202).
– Declaraciones de IVA y otros tributos indirectos.
– Retenciones por nóminas, alquileres o servicios profesionales externos.
– Modelos informativos, como el 349 para operaciones intracomunitarias o el 347 para operaciones superiores a 3.005 € anuales.

Una gestión fiscal adecuada es fundamental para evitar inspecciones o sanciones y para optimizar la carga tributaria según los incentivos fiscales disponibles.

Impuestos para autónomos en España

Ser autónomo implica asumir una serie de obligaciones fiscales periódicas. Los principales impuestos a declarar son:

– IRPF: aplicado mediante el régimen de estimación directa o estimación objetiva (módulos).
– IVA: declaración trimestral mediante los modelos 303 y resumen anual 390.
– Retenciones a terceros: cuando se contrata personal o servicios profesionales, se deben declarar retenciones mediante modelos como el 111.

Además, deben presentar declaraciones informativas (modelo 347) y realizar pagos fraccionados de IRPF (modelo 130) en función de sus ingresos.

Conocer los principales impuestos en España es esencial para cumplir con las obligaciones fiscales, ya sea como particular, autónomo o empresa. Aunque el sistema tributario español puede parecer complejo inicialmente, comprender su estructura facilita la planificación financiera y previene errores comunes.

Para quienes son nuevos en España y requieren asesoramiento financiero o desean iniciar una actividad económica, CaixaBank ofrece una amplia gama de soluciones, incluyendo una oferta especializada para nuevos residentes. Se recomienda continuar explorando caixabank.es para obtener toda la información necesaria.

Fuente: https://www.caixabank.es/particular/nuevos-residentes/impuestos-espana-p.html

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