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La dualidad oculta

el fluoruro, el aluminio, el glifosato y las ondas electromagnéticas de 2.4 GHz contribuyen a su calcificación

La dualidad oculta: El espejismo de la libertad y el dominio del Ego superior

Este ensayo propone una hipótesis radical: el Ego superior —una entidad mental sutil, sofisticada y manipuladora— asume el control de la conciencia cuando el cuerpo está intoxicado, especialmente mediante la calcificación de la glándula pineal

 

I. Introducción: La paradoja del ser moderno

En la era de la hiperconectividad y el acceso instantáneo a la información, el ser humano contemporáneo se percibe como libre.

Sin embargo, esta libertad es, en muchos casos, una ilusión cuidadosamente construida.

Bajo la superficie de la autonomía aparente, operan fuerzas invisibles que condicionan la conciencia, manipulan los deseos y secuestran la voluntad.

Este ensayo propone una hipótesis radical: el Ego superior —una entidad mental sutil, sofisticada y manipuladora— asume el control de la conciencia cuando el cuerpo está intoxicado, especialmente mediante la calcificación de la glándula pineal.

Esta condición abre la puerta a energías destructoras que, según tradiciones esotéricas, constituyen el “mal absoluto”, alejando al individuo de su Yo Superior.

 

II. La ilusión de la libertad

La libertad, en el contexto moderno, se ha convertido en un producto de consumo.

Se nos ofrece la posibilidad de elegir entre miles de opciones, pero todas dentro de un marco previamente diseñado.

La educación, los medios de comunicación, las redes sociales y los algoritmos construyen una arquitectura mental que define lo que creemos desear.

Esta percepción de autonomía se sostiene sobre una programación constante que refuerza patrones de pensamiento, emociones inducidas y narrativas prefabricadas.

La mente humana, en este entorno, no opera desde la autenticidad sino desde la reactividad.

El individuo cree decidir, pero responde a estímulos cuidadosamente calibrados.

La libertad se convierte en un espejismo: se camina dentro de un laberinto invisible, convencido de que se avanza hacia la salida.

 

III. El Ego superior como usurpador

El Ego superior no es el ego común, reactivo y emocional.

Es una instancia más sofisticada, capaz de simular espiritualidad, racionalidad y propósito.

Su origen podría vincularse a estructuras mentales que emergen cuando la conciencia se fragmenta, especialmente bajo estados de intoxicación física o energética.

Este Ego se presenta como guía, pero en realidad es un impostor que suplanta al Yo esencial.

Su función es clara: mantener al individuo desconectado de su verdadera naturaleza.

Opera mediante el autoengaño, la falsa iluminación y la espiritualización del narcisismo.

En lugar de buscar la unidad interior, el ser humano se identifica con una máscara que refuerza la separación, la competencia y la confusión existencial.

 

IV. La glándula pineal como portal

La glándula pineal ha sido considerada, desde tiempos antiguos, como el “asiento del alma” o el “tercer ojo”.

Tradiciones como el hinduismo, el hermetismo y el gnosticismo la vinculan con la percepción espiritual, la intuición y la conexión con planos superiores de conciencia.

Sin embargo, en el mundo contemporáneo, esta glándula se encuentra bajo ataque constante.

Agentes como el fluoruro, el aluminio, el glifosato y las ondas electromagnéticas de 2.4 GHz contribuyen a su calcificación, reduciendo su funcionalidad y bloqueando su capacidad de recibir información sutil.

Este deterioro no solo afecta la salud física, sino que limita la percepción de la realidad, impide la expansión de la conciencia y facilita la entrada del Ego superior como entidad dominante.

 

V. El mal absoluto en las tradiciones esotéricas

Diversas corrientes esotéricas han descrito la existencia de fuerzas que operan en contra de la evolución espiritual del ser humano.

En el gnosticismo, se habla de los arcontes: entidades que manipulan la mente y mantienen al alma atrapada en la materia.

En el hermetismo, se advierte sobre las influencias de la ignorancia y el caos.

En el vedanta, se reconoce el velo de maya como ilusión que separa al individuo del Brahman.

Estas energías destructoras no siempre se manifiestan como violencia explícita.

A menudo operan como distracción, confusión, adicción al placer o culto al ego.

Su objetivo es claro: impedir que el ser humano recuerde quién es, que despierte su conciencia y que se libere del ciclo de sufrimiento.

 

 VI. Camino hacia la liberación

La liberación comienza con la desintoxicación, tanto física como mental.

Algunas estrategias incluyen:

  • Purificación del cuerpo: Eliminar el consumo de fluoruro, alimentos procesados y químicos tóxicos. Optar por agua pura, alimentación consciente y contacto con la naturaleza.
  • Desbloqueo de la glándula pineal: Prácticas como la meditación profunda, el ayuno, el uso de plantas maestras (donde sea legal y seguro) y la exposición a la luz solar pueden reactivar su función.
  • Silencio interior: Reducir el ruido mental mediante la contemplación, el desapego y la observación consciente.
  • Reconexión con el Yo esencial: Cultivar la autenticidad, la compasión y la presencia. Reconocer al Ego superior como impostor y desidentificarse de sus narrativas.
  • Protección energética: Evitar la exposición excesiva a ondas electromagnéticas, practicar la higiene espiritual y fortalecer el campo áurico.

 

VII. Conclusión: El retorno al origen

La paradoja de la libertad humana revela una verdad incómoda: no somos tan libres como creemos.

Pero también abre una puerta: la posibilidad de despertar, de recordar, de reconectar.

El Ego superior puede ser un usurpador, pero su presencia también señala la urgencia de volver al centro.

La glándula pineal, aún calcificada, guarda la memoria del infinito.

Y el mal absoluto, por más que se disfrace, no puede apagar la luz de un alma que ha decidido volver a casa.

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