Cirujano francés abusó de 299 pacientes en su mayoría niños
Joël Le Scouarnec ocultaba su verdadero rostro tras una bata blanca: era un pederasta. Anestesiaba a sus víctimas para cometer sus delitos; muchos no entendieron lo que les había pasado hasta años después
Bajo la pulcritud de su bata blanca, Joël Le Scouarnec escondía un historial de horrores. Durante años, abusó sexualmente de al menos 299 pacientes —muchos menores de edad— mientras estaban sedados o anestesiados.
A los 74 años, recibió una condena de 20 años por violación agravada, en uno de los mayores escándalos sexuales en Francia.
El quirófano era su refugio; la anestesia, su cómplice; y un diario, la prueba que selló su condena. Hace apenas cuatro días, un tribunal francés sentenció al médico, especialista en cirugía digestiva y visceral, tras revisar las pruebas en su contra.
Desde el 24 de febrero, enfrentó cara a cara a quienes fueron sus pacientes y, en muchos casos, también sus víctimas sin saberlo. Entre 1989 y 2014, abusó sexualmente de ellos mientras estaban sedados o anestesiados, por lo que muchos no tenían recuerdos claros ni certeza de lo ocurrido.
Le Scouarnec aparentaba tener una vida normal
Nació en París, se casó y tuvo tres hijos entre 1980 y 1987. Pero esa imagen era solo una fachada. Con el paso de los años, los conflictos internos crecieron en su hogar, que se volvió cada vez más insoportable debido a las tendencias pedófilas del cirujano.
La prueba clave contra el médico está en el diario que escribió durante años, donde anotaba los nombres de sus víctimas. Se sospecha que hubo más agresiones que no registró. El juicio abarcó 299 víctimas: 111 violaciones y 189 agresiones sexuales, la mayoría cometidas contra menores de edad en hospitales de Bretaña, al noroeste de Francia.
La voz de la vecina, y un diario
Según una publicación de la BBC News Mundo, el caso salió a la luz en 2017, cuando la denuncia por el abuso sexual a su vecina de seis años desencadenó la investigación que reveló un patrón de agresiones que duró casi treinta años.
Durante todo ese tiempo, Le Scouarnec atacó principalmente a niños y niñas mientras estaban sedados tras procedimientos médicos o en su recuperación postoperatoria.
La policía encontró los diarios que el médico había acumulado durante años, donde detallaba meticulosamente los abusos cometidos contra cada paciente.
Además, en su propiedad incautaron más de 300.000 imágenes de explotación sexual infantil y muñecas que usaba en sus juegos sexuales.
Esas pruebas impulsaron un segundo juicio contra Le Scouarnec. Durante el proceso, el cirujano admitió su culpabilidad. En su alegato final, declaró: “No pido clemencia al tribunal, solo que me conceda el derecho a ser mejor persona”.
Dos víctimas se quitaron la vida
Además de admitir su culpa, Le Scouarnec asumió la responsabilidad por la muerte de dos de sus pacientes, cuyos nombres aparecían en sus escritos y fueron identificados por la policía. Ambos se suicidaron.
Uno permanece sin identificar; el otro es Mathias V., quien falleció en 2021 tras una larga lucha contra la adicción. “Murieron, y yo soy el responsable”, reconoció.
Como ellos, la mayoría de las víctimas no recordaba los abusos sufridos a manos del médico y solo descubrió lo ocurrido cuando la policía las contactó siendo ya adultas.
Los escritos permitieron a las autoridades elaborar una lista de presuntas víctimas
En esos documentos, el hombre detalló «numerosos actos de tocamientos y penetraciones sexuales cometidos casi a diario, durante consultas pre o postoperatorias o intervenciones en quirófano, a menudo disfrazados de procedimientos médicos o exámenes clínicos”, explicó el juez.
«Te metiste en mi cabeza, y me destruiste«
Una de las víctimas, según informó BBC News Mundo, relató cómo el abuso marcó su vida: “Te metiste en mi cabeza, me destruiste, me convertí en una persona completamente distinta que ya no reconozco”.
Varios sobrevivientes señalaron que enfrentaron trastornos alimentarios, ansiedad, depresión y adicciones.
El promedio de edad de quienes sufrieron agresiones era de 11 años
De las 299 víctimas, 158 son hombres y 141 mujeres.
Solo 14 tenían más de 20 años al momento de los abusos, mientras que 256 eran menores de 15.
Amélie Lévêque, una de las expacientes, cuyo caso fue juzgado en este segundo proceso, contó a la prensa local que tenía nueve años cuando la operaron de apendicitis y que, tras esa hospitalización, sufrió trastornos alimentarios y depresión durante su adolescencia y adultez.
“Siempre sentí algo sin poder explicarlo”
Otra víctima relató que la operaron de peritonitis a los 7 años, pero no fue hasta que la policía la contactó que entendió que había sufrido abusos.
“Me dijeron que mi nombre aparecía en sus cuadernos, que él había escrito sobre mí«
Leí las primeras líneas y de inmediato volvieron los recuerdos: alguien entrando en mi habitación, acercándose, preguntándome cómo estaba, levantándome la sábana, abriéndome las piernas y diciéndome que iba a revisar si todo estaba bien.
Admitió haber abusado sexualmente de su propia nieta
La confesión llegó poco después de que su hijo mayor, padre de la víctima, declarara ante el tribunal. Tanto él como su esposa, presentes en la sala, necesitaron apoyo psicológico tras escuchar la declaración.
La niña, nacida en 2012, no figuraba inicialmente como víctima, pero Le Scouarnec admitió que abusó de ella cuando tenía entre dos y tres años. Según contó, el primer abuso ocurrió cuando ella tenía año y medio, y confesó que se mostró desnudo frente a ella. El fiscal reaccionó de inmediato, declarando que estos hechos no han prescrito y deben añadirse al acta de acusación.
Ambiente familiar marcado por el incesto
La confesión causó conmoción en la sala, obligando a la presidenta a suspender la sesión donde había declarado el hijo mayor del acusado. Este relató un ambiente familiar marcado por el incesto, donde su hermano mediano también sufrió abusos por parte del abuelo, padre del acusado.
Al saber que su padre escribió fantasías eróticas sobre su hija, sintió “un doble traumatismo” pero decidió no denunciar para proteger a la niña: «No tiene recuerdos y ya le hicieron muchas preguntas». «Me siento traicionado por mi padre, abusó de mi confianza, de mi hospitalidad», aseguró el hombre antes de conocer la confesión de su padre de que abusó de su hija.
En 2017, una denuncia vecinal destapó el entramado de abusos que Le Scouarnec había ocultado durante décadas y dio inicio a uno de los escándalos más graves en la historia médica de Francia.
Los padres de una niña de seis años acusaron al excirujano de haberla agredido sexualmente a través de una especie de valla que separaba ambas propiedades.
Tres años de investigación
Esa denuncia activó un proceso judicial en el tribunal de Saintes, al que luego se sumaron otros tres casos. Dos involucraban a sus sobrinas: una tenía entre 4 y 5 años cuando fue agredida a fines de los años 80; la otra sufrió abusos entre los 4 y 9 años, durante la década del 90.
El cuarto caso fue el de una paciente de 4 años, abusada en 1993, según determinó la justicia francesa.
“Nuestra hija de seis años derribó al mayor pedófilo de la historia”, declararon los padres de la pequeña vecina tras conocerse el veredicto, en declaraciones a la prensa local.
En 2020, tras tres años de investigación y juicio, un tribunal condenó a Le Scouarnec a 15 años de prisión.
Una de sus sobrinas declaró en 2021 que su tío era “un monstruo” y que su esposa sabía perfectamente lo que ocurría. “No era un tabú en la familia”, afirmó ante los medios.
Luego de que se hiciera público el caso, los investigadores se sorprendieron al descubrir que Le Scouarnec ya había recibido una condena anterior: en 2005, un tribunal le impuso cuatro meses de prisión en suspenso por descargar material de explotación sexual infantil.
Pese a eso, los hospitales donde trabajó después no tomaron ninguna medida para impedir que siguiera en contacto con pacientes menores de edad. Esa omisión llevó al Ministerio Público a abrir una causa paralela por no haber actuado para prevenir delitos contra la integridad física de otras personas.
La frustración de los afectados
Las víctimas de Le Scouarnec esperaban que el juicio tuviera un impacto mucho mayor, dadas la magnitud y la gravedad de los abusos. Pero no fue así.
Según medios locales, muchas de ellas —junto a sus abogados— expresaron su frustración ante lo que perciben como indiferencia de la sociedad francesa.
A comienzos de mayo, unas 20 personas, entre víctimas y familiares, protestaron frente al tribunal para denunciar el silencio del mundo político frente al caso.
“Nos consterna ver que este ‘juicio del siglo’ no marca un antes y un después ni para el gobierno ni para la opinión pública”, afirmaron durante la manifestación.
“Intentan presentarlo como un monstruo, pero este monstruo es la sociedad que lo creó y lo dejó actuar”, declaró Manon Lemoine, una de las sobrevivientes.