Medio centenar de menores tutelados por el Gobierno de Navarra han denunciado abusos sexuales desde 2019
Las denuncias son por abusos en sus familias de origen, en los propios centros y se han registrado también casos de explotación sexual
El número de menores tutelados por el Gobierno foral varía de forma frecuente, pero en la actualidad ronda los 625 (entre los nacidos en la comunidad y los llegados de otros países). Una población, la tutelada, que tanto en Navarra como en otros lugares de España sufre un mayor índice de abuso sexual y de exposición al consumo de tóxicos.
Es una realidad que se repite en los sistemas de protección de todas las comunidades autónomas, señala la subdirectora de Infancia, Adolescencia y Familia del Gobierno de Navarra, Amalia Cuartero. “Afecta a todo el sistema de protección porque son niños, niñas y adolescentes que proceden de contextos de negligencia o violencia en el que la ausencia de referencias, la ausencia de apegos sanos, daña una parte muy vital de su desarrollo. Es lo que llamamos la adversidad temprana, que tiene como consecuencia la vulnerabilidad emocional“, ha detallado.
De acuerdo con una reciente investigación del periódico El País, en España, al menos 1.113 menores tutelados han denunciado abusos desde 2019. Desde entonces, en Navarra -que es una de las pocas autonomías que ha trasladado los datos- han denunciado abusos sexuales 49 menores tutelados. Desde el servicio de protección trabajan para formar a profesionales y menores en la detección de estos casos y en poner en marcha recursos para atender a las víctimas.
Ese medio centenar de denuncias es una cifra muy alta, apunta Cuartero. Los agresores son habitualmente hombres (tanto mayores como menores de edad) y las denunciantes son generalmente mujeres mayores de 14 años. Los abusos se suceden en diferentes contextos: “Muchas de estas niñas vienen de sus familias de origen habiendo sufrido ya abuso sexual. Otras niñas o niños del sistema los sufren no dentro de nuestras viviendas o residencias, esos son muy pocos casos, sino en otros momentos que tienen de ocio o relaciones con sus iguales”. Preocupan especialmente las redes de explotación sexual que operan en todo el territorio nacional: “Son pocos casos, pero de una gravedad extrema”.
En los últimos años se ha reforzado la formación de los profesionales para incrementar la detección de estos casos. Desde el servicio actúan, señala Cuartero, en cuanto tenemos “un mínimo indicio en el ámbito residencial”. La víctima es atendida por un equipo especializado y se le acompaña a denunciar. Además, a finales de año se pondrá en marcha un nuevo recurso: el barnahus. Por otro lado, se van a implementar este año formaciones específicas para los menores: “Nos hemos planteado en el plan operativo para 2025 iniciar acciones de mayor intensidad para dos temas. Uno, la explotación sexual y dos, el consumo de tóxicos. Tenemos la suerte de que se va a poner en marcha el Barnahus a finales de año y que va a haber personal técnico especializado en violencia sexual y, por lo tanto, podremos contar con ellos también para la formación también del personal del sistema”.
Se han habilitado varios canales de denuncia. Si el agresor es una persona externa o un compañero, pueden acudir al personal de los centros residenciales. Y si el agresor fuera uno de los profesionales, los denunciantes disponen de una vía alternativa y directa de comunicación con el personal de la subdirección de menores.