Esta infame ola de antisemitismo es sólo el comienzo: los judíos son el canario en la mina
Debemos hacer frente a esta infame ola de antisemitismo no sólo porque es un deber moral de toda sociedad democrática, especialmente después del enorme genocidio que fue alimentado en el siglo XX por ese odio contra los judíos
Durante los siglos XIX y XX, era frecuente llevar jaulas con pájaros, especialmente canarios, a las minas de carbón para detectar el grisú.
Los canarios son muy sensibles a los gases tóxicos y cuando alguno lo percibía, era una señal clara para que los mineros evacuasen el lugar ante un posible riesgo de explosión o de muerte por intoxicación de ese gas.
Es por eso que en la cultura popular se utiliza frecuentemente la expresión «el canario en la mina» para referirse a aquellos hechos que deberían alertarnos contra algún riesgo.
Una ola de antisemitismo sin precedentes desde el Tercer Reich
Hoy en día, tras la mayor masacre sufrida por el pueblo judío tras el Holocausto, una masacre perpetrada el 7 de octubre de 2023 por los terroristas de Hamás, Occidente está viviendo una ola de antisemitismo sin precedentes desde el Tercer Reich.
Estudiantes judíos están sufriendo actos de acoso en universidades y ayer una turba de islamistas e izquierdistas llevó a cabo una marcha antisemita en Malmö, Suecia, contra la cantante israelí Eden Golan, pidiendo su exclusión del festival de Eurovisión. Durante esa marcha, un reportero israelí fue atacado y se le exigió demostrar que no era judío.
Da la casualidad de que el 7 de octubre de 2023, gran parte de la comunidad musulmana de Malmö salió a las calles a celebrar el ataque terrorista de Hamás en el que más de 1.500 personas fueron asesinadas (incluidos niños y bebés), más de 250 personas fueron secuestradas y muchas mujeres fueron violadas.
Los nuevos ‘libelos de sangre’ que alientan esta ola de antisemitismo
Esa ola de antisemitismo ha sido alimentada, en gran medida, por políticos y medios de comunicación que han dado crédito a los bulos de Hamás para demonizar a Israel, dando por buenas las cifras falsas de muertos difundidas por esa organización terrorista, unas cifras que sirven para alimentar la colosal mentira de que Israel está cometiendo un «genocidio» en Gaza.
Es una reedición de los viejos «libelos de sangre» que alimentaban los linchamientos y asesinatos de judíos en varios lugares de Europa desde la Edad Media.
Hoy los judíos son el canario en la mina
En esta ocasión, los islamistas y la extrema izquierda han tomado el relevo de los camisas pardas nazis en su campaña de odio contra el pueblo judío y contra el único Estado judío del mundo: Israel.
Son los mismos sectores que no han protestado contra los crímenes de guerra rusos en Ucrania y que incluso han culpado a Estados Unidos y a la OTAN de la invasión ordenada por Vladimir Putin.
No es una mera coincidencia: los medios de propaganda que apoyaron esa invasión ahora alientan esta ola de antisemitismo, demonizando al pueblo de Israel por no haberse dejado asesinar sin ejercer su derecho a defenderse.
Como ha ocurrido otras veces, hoy los judíos son el canario en la mina. La infame persecución que están sufriendo a manos de islamistas y ultraizquierdistas no se detendrá en ellos.
Esta ola de antisemitismo es sólo el comienzo: después esos fanáticos irán a por todos aquellos que se opongan a sus deseos.
Islamistas y extrema izquierda son enemigos de la Libertad que están aliados por su odio común a Occidente y a la cultura judeocristiana.
Después vendrán a por los cristianos y a por todos aquellos que se resistan a la islamización de Europa.
Lo que está en juego es nuestra democracia
Llegado el monento, los islamistas no tendrán reparos en deshacerse de los tontos útiles de la extrema izquierda que les apoyan, empezando por las feministas y los homosexuales (basta con ver el trato que reciben las mujeres y los gais en muchos países musulmanes).
Debemos hacer frente a esta infame ola de antisemitismo no sólo porque es un deber moral de toda sociedad democrática, especialmente después del enorme genocidio que fue alimentado en el siglo XX por ese odio contra los judíos.
Además, la defensa de la comunidad judía y del Estado de Israel es una importante línea de defensa de la democracia y de Occidente frente a quienes odian nuestra civilización y pretenden reducirla a escombros.
Frente a esa amenaza, lo que está en juego es nuestra democracia.
Esto no es sólo un problema de los judíos, y quienes crean que lo es sólo estarán repitiendo lo peor de la historia: si cuando vienen a por los judíos tú no haces nada porque no eres judío, cuando vayan a por ti tal vez ya no quede nadie para defenderte.